
Las experiencias sexuales que recopilamos a lo largo de nuestra vida va a depender de dos aspectos: lo individual y lo social; por lo cual la primera se va a formar a partir de las experiencias y emociones que hayamos vivido a partir de que comenzamos nuestra vida sexual. Por otro lado, la parte social se va a formar a partir de las influencias que implica nuestra familia, amistades y nuestro nivel socioeconómico.
La sexualidad puede pensarse, experimentarse de manera diferente, de acuerdo con la edad, la clase, el grupo étnico, la capacidad física, la orientación y preferencia sexual, la religión y la región (Caroles S. Vance)
Respecto a esta cita, Jeffrey Weeks, historiador y escritor sobre temas de sexualidad, menciona que “la sexualidad se va a formar dependiendo del contexto de cada persona, es decir dependiendo en donde te encuentres vas a formar tu propia definición de esta. Lo cual no solo involucra la anatomía del cuerpo, si no con quien te involucres socialmente.
Dichas relaciones sociales son las que se encargan de influir en ideas y comportamientos sobre la satisfacción de relaciones sexuales desde que se comienzan. Por ejemplo, algo como: “sin condón no se siente igual”, “si me salgo antes de eyacular, no quedas embarazada” por mencionar.
Las personas más cercanas a los adolescentes son los padres, es necesario que a los padres se les brinde información fácil y de fuentes especializadas para que así puedan reproducirla a sus hijos a manera de fomentar una educación sexual menos estigmatizada y libre de prejuicios.
En México los adolescentes inician vida sexual de los 12 a los 19 años, de acuerdo al Consejo Nacional de Población, comienzan una vida sexual a los 15.5 años, y el Instituto de Peritanatología a los 16.6 años. Se observó que los varones comienzan a tener relaciones sexuales más jóvenes y tiene mayor número de parejas sexuales.
En comparación, las mujeres comienzan su vida sexual más tarde, que en su mayoría tienen experiencias negativas o erróneas sobre el uso del preservativo. Incluso le dejan la responsabilidad a los hombres sobre la compra de los condones.
Estos actos también son resultado de la educación y roles que la sociedad impone desde que nacemos, por ejemplo las mujeres son pasivas, dulces y más emotivas, no deben comprar condones, ¿para qué?, se pensará que es una mujer fácil. Mientras que los varones deberán ser los dominantes, con la responsabilidad de complacer a la mujer y exclusivamente quien tiene la decisión de cuidarse.
En México, otras investigaciones reportaron que entre el 40 y 60 % de los jóvenes y adolescentes usan de forma inconsistente el condón en sus relaciones sexuales. Aunado a lo anterior, existe una dinámica socio-cultural como los valores asociados a la búsqueda de placer sexual y valores machistas presentes en nuestro contexto que acentúan el problema de las relaciones sexuales desprotegidas, en el sentido de que para los adolescentes hombres y mujeres es más importante evitar un embarazo que contraer alguna ITS y muestran creencias erróneas respecto al uso del condón en las relaciones sexuales, además de que el uso inconsistente del condón se asocia al estado subjetivo de “estar enamorado” (Modelos Explicativos del Uso del Condón en las Relaciones Sexuales de Adolescentes)
Es normal tener ideas erróneas sobre nuestra vida sexual, ya que siempre nos encontramos influenciados por nuestro círculo social, quienes en su mayoría tampoco cuentan con una gran educación sexual. Nos dicen qué acciones sexuales pueden estar aprobadas o no para la vida sexual y reproductiva, por ello es vital educar, informar y normalizar a los adolescentes desde un inicio de su vida sexual sobre los métodos anticonceptivos de barrera, las demás opciones anticonceptivas que existen conocer cuáles son sus beneficios y cómo utilizar de manera correcta el preservativo.
Para cerrar, debemos saber que por no usar el preservativo aunque sea una vez podemos contraer Infecciones de Transmisión Sexual o tener un embarazo no planificado. Acércate a clínicas especializadas como CAFI, en donde podrás contar con asesorías para el inicio de tu vida sexual orientadas a la prevención y educación sexual y reproductiva para que la vivas en plenitud.