
Aunque solía pensarse que la conducta sexual tenía poca importancia médica, especialmente en mujeres de 40 años o más, el estudio de la función sexual ha recibido una atención creciente de tipo clínico y de investigación en los últimos tres decenios. No obstante, el interés médico en la sexualidad perimenopáusica y menopáusica se retrasó con respecto al de la función sexual en la población más joven, por la creencia de que la declinación y disfunción sexual en mujeres de edad madura y mayores, eran consecuencia natural del envejecimiento y de la declinación hormonal y de que las mujeres que conservan el interés en la actividad sexual a son los mismos niveles que en sus años 20 o 30, eran aberrantes. Así mismo, hasta la década del 70 no se disponía de recursos tecnológicos para cuantificar, de manera objetiva, los cambios que ocurren en la respuesta sexual y los datos que se disponían, a menudo eran de estudios retrospectivos con muestras pequeñas (Revista Facultad de Ciencias Médicas, 1997).
Abordar la sexualidad en el climaterio, obliga a tomar conciencia de una serie de falsos conceptos que han prevalecido en la cultura popular e incluso sanitaria. La sexualidad en general y la de la mujer en particular, ha sido contemplada hasta hace pocos años asociada a una finalidad muy concreta, la reproducción. Es comprensible, por lo tanto, que la menopausia haya sido considerada como el punto de inflexión a partir del cual la sexualidad perdía su sentido y pasaba a considerarse como una práctica poco estética e innecesaria.
La conducta sexual en la menopausia.
Conforme avanza la edad, se produce un descenso general de la actividad y goce sexual en ambos sexos. Aunque existe considerable variabilidad individual dependiendo de las circunstancias, sin embargo, a la vez que hay un descenso mayoritario de la actividad sexual, todos los estudios demuestran, simultáneamente, que muchas personas por encima de los 60 y 70 años, incluyendo mujeres, mantienen una actividad sexual satisfactoria y relativamente frecuente. Por ello, junto al postulado del descenso de la sexualidad, conviene establecer el de la persistencia de la actividad y orientar los estudios a descubrir los factores que influyen en uno u otro sentido.
Se ha observado un declive sobre la capacidad sexual sucede más tarde que el declive físico. Así mismo observaron que en las mujeres solteras la actividad sexual permanece casi constante hasta los 55 años, mientras que en las casadas disminuye paulatinamente, atribuyendo esta disminución al proceso de envejecimiento del varón. Aunque el descenso de la libido es más tardío en los hombres, la capacidad de erección disminuye con el paso de los años, de forma que la disfunción sexual que nos refiere la mujer, a partir de los 50 años, es posiblemente derivada de su compañero.
Por el contrario, otros autores, consideran que el final de la actividad sexual está más en relación con la falta de libido de la esposa que con el fallo del marido. Estos cambios en la esfera sexual no son especialmente acusados en la perimenopausia. Es posible, por lo tanto, que muchos de estos cambios estén más relacionados con la edad y los factores socioculturales que con el déficit estrogénico que la menopausia comporta.
Factores que inciden sobre la sexualidad en la Menopausia.
A pesar de que la menopausia tiene poca o nula influencia sobre la respuesta sexual de la mujer, sin embargo, tanto la natural como la provocada se hallan asociadas con una disminución de la actividad sexual que suele relacionarse con siete factores básicos:
- Cambios físicos por hipoestrogenismo
- Disminución de la lubricación
- Atrofia de la mucosa vaginal
- Pérdida de la elasticidad del canal cervical
- Ligera disminución del tamaño del clítoris, con pérdida del tejido graso que lo recubre •
- Adelgazamiento de labios mayores
2. Cambios en la respuesta sexual:
- Disminución en intensidad y rapidez de la respuesta a la excitación sexual
- Disminución en la intensidad y duración de la respuesta orgásmica
- Menor erección del clítoris
- Decrece la tensión muscular (Fase de meseta)
- El rubor sexual se da con menor frecuencia y extensión.
3. Trastornos de naturaleza física:
- Sofocaciones
- Infecciones vaginales, cistitis y uretritis
- Enfermedades crónicas o con riesgo vital
- Ingesta de fármacos que alteran la sexualidad
Debemos tener en cuenta que muchos de los trastornos físicos que suelen afectar a la mujer en la menopausia, pueden repercutir sobre la sexualidad. Las vaginitis atróficas o infecciosas, las distrofias vulvares, las enfermedades crónicas y algunos fármacos, dan lugar a una disminución del impulso sexual. Con la cirugía oncológica se puede provocar pérdida de la autoestima, en especial la realizada sobre la mama. La mujer ve perder parte de su atractivo erótico y un órgano esencial de estimulación de la excitación tanto propia como del compañero sexual.
4. Trastornos de naturaleza psíquica:
- Insomnio, nerviosismo, depresión
- Vértigos, debilidad, cefaleas, palpitaciones
5. Disminución y aburrimiento sexual
- Durante el ciclo vital se ha concedido escasa importancia a la sexualidad o esta ha sido poco satisfactoria.
- Acomodación al desinterés o disfuncionalidad del compañero
- Aburrimiento o habituación sexual
- Encubriendo la ansiedad respecto a la propia inadecuación sexual
6. Disfunciones sexuales asociadas:
La prevalencia de la disfunción sexual en la población general es alta y parece aumentar con la edad. Casi todos los datos publicados sobre cambios adversos en la función sexual con la edad son retrospectivos, pero también surgen datos prospectivos que confirman una declinación gradual en la estimulación sexual y un descenso progresivo de la frecuencia del coito a partir del período climatérico temprano. Hay pérdida de interés sexual, dificultad para la estimulación, imposibilidad para la estimulación, imposibilidad para lubricar lo suficiente con el estímulo y el coito, dispareunia en la penetración y una menor frecuencia de coito.
7. Actividades socioculturales:
Numerosos mitos culturales propiciaron que muchas mujeres consideran anormal y poca estética la expresión de sus necesidades sexuales a partir de cierta edad. Estos mitos entroncan con el desconocimiento de las posibles dificultades sexuales surgidas tras la menopausia. A su vez, estas dificultades son incompatibles con una sexualidad estandarizada cuyas metas vienen claramente determinadas por una serie de mitos sexuales.
Para abordar la problemática sexual de la menopausia, es necesario informar a las pacientes de los cambios fisiológicos que esta etapa conlleva, así como suministrar un correcto tratamiento farmacológico, que tienda a aliviar los síntomas ocasionados por el déficit hormonal.
Recomendaciones que todas las mujeres deben llevar en la Menopausia
- Mantener un buen estado de salud, evitando factores de riesgo como el tabaquismo, hipertensión y colesterol.
- Mantener una práctica sexual continua y equilibrada para evitar en lo posible los cambios atróficos.
- Contar con actividad sexual creativa, que evite caer en la monotonía.
- Conocer, asumir y adaptarse a los nuevos cambios que traerá la menopausia.
- Es necesario visitar a la ginecóloga para resolver todas tus dudas y lo más importante, te acompañé en esta inevitable etapa de vida para que la vivas en plenitud.
Fuente:
Simbaña, R., Félix, E., & Arteaga, X. (1997). Sexualidad en la menopausia. Revista de la Facultad de Ciencias Médicas (Quito), 22(1), 6-8.