
La mujer tiene la tarea psicológica de convertirse en madre. Este proceso se ha denominado parentalidad. El psicoloanalista Serge Lebovici, señaló que con el nacimiento del bebé nace también la madre. Durante la gestación, los futuros padres tendrán que hacer una serie de modificaciones y ajustes en su forma de pensar, sentir y en su estilo de vida. Uno de los cambios más obvios es que la madre ya no podrá pensar solo en sí misma, sino en “nosotros”: por lo menos en ella y en su hijo o hija.
El apego del hijo a la madre se hace de inmediato al recibir la noticia. Esta noticia puede llenar de muchas emociones, desde la felicidad hasta el miedo, inseguridad hasta el rechazo inicial, en algunos casos.
En casi toda mujer, habrá algún grado de ambivalencia, aun cuando conscientemente desee al futuro bebé. En 30% de los casos, la gestación no ha sido planeada y puede ocurrir en un momento inoportuno (Martín Maldonado Durán).
Con en el nuevo estado de embarazo se desencadenan nuevas emociones que bien ayudarán a la madre a prepararse para los próximos nueve meses. En un pasado, la madre podía percibir a su bebé hasta los cuatro meses, este era el signo del que el bebé estaba vivo. Actualmente, con la tecnología de los ultrasonidos, ya es posible percibir los movimientos del bebé, su cara, su cuerpo, incluso hasta conocer si existe algo que pueda poner en riego al bebé, luego de unas cuentas semanas del inicio del embarazo.
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Es común que en el primer trimestre del embarazo la mujer sienta gran cansancio, somnolencia y náusea, además de vómito matutino. Aproximadamente 80% de las gestantes tendrán náusea y vómito. Es probable que en algunas culturas tradicionales estos síntomas sean mucho menos frecuentes ((Martín Maldonado Durán).
Con el desarrollo del embarazo, poco a poco irá sintiendo “antojo” como los conocemos por cosas que no comía anteriormente y ahora se volverá algo especial. Por otro lado, el apego a personas cercanas se hará más estrecho; sin embargo, habrá momentos en los que no se tolerara a alguien en particular, esto como parte de la nueva vida que la madre va a experimentar.
En el segundo trimestre, pasada la reacción inicial, la gestante puede permitirse fantasear y meditar sobre el bebé que tiene dentro de su cuerpo. Entonces habla con su bebé, se toca el vientre al sentir los movimientos y piensa en cómo va a ser su hijo y cómo será ella como madre. Comúnmente tiene “sueños” o “fantasías” (reverie) sobre cómo será su bebé, a quién se parecerá, si será niño o niña, los posibles nombres, el color de los ojos y el carácter del niño o niña. Esto la ayuda a prepararse para el arribo del “bebé real” (Martín Maldonado Durán).
Al finalizar este periodo, el bebé irá creciendo y el cambio físico en la madre se podrá notar en el tamaño de su abdomen, crecimiento de las mamas, aumento de peso y síntomas que tienen que ver con el tamaño del útero, desplazamiento de los pulmones, crecimiento de algunos órganos.
Se ha dicho que en el embarazo se viven tres etapas psicológicas de adaptación. : 1. “Estoy embarazada”, lo que solo le pasa a ella y a su cuerpo.
2. “Estoy esperando un bebé”, lo que incluye a otro ser distinto de ella y que por ahora está dentro de ella.
3. “Estoy esperando un bebé de…”, lo que incluye, además del bebé, al padre de este, lo que da lugar al surgimiento de la noción de paternidad.
En el tercer trimestre, el feto ocupa un espacio cada vez mayor en la cavidad abdominal, lo que da lugar a nuevos síntomas. Entre estos están los cambios en la marcha, postura y la necesidad de la embarazada de tener comidas pequeñas y más frecuentes, pues el útero empuja a otros órganos. En esta etapa la respiración es más elaborada, el diafragma se eleva unos 4 cm y hay cada vez más progesterona sérica. El consumo de oxígeno aumenta en 20%. La presión arterial es más baja que en otros periodos de la vida. El volumen sanguíneo aumenta, entre 1,000 y 1,500 mL, se cree que este aumento la ayudará en el futuro cuando haya pérdida de sangre por el parto (Martín Maldonado Durán).
En esta etapa del embarazo, se tendrá sueño interrumpido, despertándose varias veces por la noche. Asimismo, tendrá la vejiga más apretada, por lo que tendrá que acudir más veces a orinar, como resultado se presentará la “acidez”.
Para el final del embarazo, la madre y su familia tienen perentoriamente la tarea psicológica de “hacer lugar” para su hijo o hija. Este “hacer lugar” en primer término, se refiere a que la mujer y su compañero se preparan psíquicamente para pensarse, no como individuos, sino como una entidad conjunta con el bebé (Martín Maldonado Durán)
Este último, “hacer lugar” no solo hace referencia a espacios físicos, sino también habla de espacios psicológicos para acomodar al recién nacido, como hacer ropita. También significa, que la mujer embarazada, tendrá que usar ropa de maternidad, tener periodos descanso y tener síntomas como dolores de espalda, todos aquellos que le hagan recordar que está embaraza.
Monique Bydlowskilo, Psiquiatra, considera el embarazo como un estado de relativa transparencia psíquica, en el que los sentimientos, conflictos, recuerdos del pasado y los temores, por decirlo así, suben a la superficie de la vida mental con mayor facilidad.
Para finalizar, es vital recibir atención médica para que esta etapa del embarazo se viva de una manera plena y saludablemente.