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“VPH en la Adolescencia”

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es muy común a nivel mundial y es un factor para el desarrollo del cáncer de cuello uterino (CCU). Por lo general, esta infección es adquirida en edades tempranas con el comienzo de las relaciones sexuales en ambos sexos. La prevalencia de dicha infección presenta un pico en mujeres menores de 25 años, coincidente con el inicio de su vida sexual, y posteriormente muestra una disminución significativa en edades medianas y mayores.

Las curvas de prevalencia edad específica de la infección por el VPH a nivel mundial presentan un alto pico en el grupo de mujeres comprendidas entre 15 y 25 años, coincidente con el inicio de las relaciones sexuales. En algunas poblaciones, la prevalencia de esta infección declina significativamente en edades posteriores, manteniéndose en niveles muy bajos, mientras que en otros países un segundo pico es observado en mujeres de edad media. 
El hecho de que las mayores tasas de prevalencia se encuentren entre las adolescentes y las adultas jóvenes hace que las mismas sean consideradas como un grupo de alto riesgo a desarrollar lesiones premalignas y malignas del cérvix uterino. 

El comportamiento sexual en las adolescentes está influenciado por diferentes factores externos (sociales, culturales, económicos), lo que favorece en muchas ocasiones el desarrollo de una vida sexual poco responsable. El medio social ejerce una gran influencia en esta etapa de la vida, en la cual se define la personalidad de la joven y donde es esencial la aceptación del individuo por el grupo en que se desarrolla.  
Además, en las adolescentes incide de forma significativa la inseguridad sobre su apariencia, la necesidad de llamar la atención al sexo opuesto, el aumento de la experimentación sexual que ocurre en esta fase, la presión de la pareja por comenzar una relación sexual con penetración, lo cual unido al desconocimiento de los medios de protección existentes y su posible adquisición, hace que el inicio de la vida sexual de las adolescentes sea cada vez más precoz y desprotegido. El inicio temprano de las relaciones sexuales está asociado a un mayor número de parejas sexuales, relaciones sexuales no planificadas y múltiples relaciones sexuales ocasionales, lo cual incide en un aumento del riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual, así como un embarazo no deseado. 

El aumento del conocimiento sobre las infecciones de transmisión sexual (ITS), sus consecuencias y métodos de protección para evitarlas, desde edades tempranas de la vida, contribuyen a estimular prácticas sexuales responsables en los jóvenes. La citología (papanicolaou) y la colposcopía son herramientas de gran valor para el diagnóstico de lesiones asociadas al VPH.9,14,28,29. 

La prevención del Cáncer Cervicouterino se basa en ambas técnicas (citología y colposcopía) y el mismo da cobertura a todas las mujeres comprendidas entre 25 y 60 años.
El diagnóstico molecular del VPH es la más sensible de todas las pruebas actualmente utilizadas para la detección de la infección por estos virus. Una de las mayores ventajas de este diagnóstico es su alto valor predictivo negativo. Diversos estudios epidemiológicos han mostrado que cuando el diagnóstico molecular del ADN del VPH es negativo, el riesgo de dicha paciente de desarrollar un NIC 3 es prácticamente cero en un período de 5 o más años.

Esta característica de la prueba permite alargar el intervalo de pesquisa de estas mujeres de 3 a 5 años. La tendencia actual de los programas de pesquisa para la prevención del cáncer de cérvix uterino en países desarrollados, es establecer el diagnóstico molecular del VPH como primera opción en el algoritmo de dichos programas, seguida de la citología para los casos VPH +, y realizar una nueva pesquisa al cabo de los 5 años en aquellas mujeres que fueron VPH negativo. (Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología). 2018;44

La vacunación profiláctica contra los VPH, es en nuestros días un potente instrumento en prevenir la adquisición de la infección por estos virus. En la actualidad hay dos vacunas profilácticas contra el VPH que están siendo ampliamente comercializadas:
 • Gardasil, desarrollada por Merck & Co., Inc. Una vacuna tetravalente que protege frente a los VPH 6, 11, 16 y 18. 
• Cervarix, desarrollada por GlaxoSmithKline. Vacuna bivalente, la cual protege frente a los VPH 16 y 18. 
Ambas vacunas previenen la infección de los dos tipos del VPH oncogénicos más frecuentes (16 y 18), que combinados son responsables de aproximadamente el 70% de los casos de cáncer cervical invasivo a nivel mundial. Estas vacunas previenen la aparición de lesiones premalignas y malignas del cuello uterino, vulva, vagina, ano, así como otras lesiones asociadas a la infección por estos virus.

La vacuna tetravalente protege también la infección por los tipos 6 y 11 del VPH y por tanto la aparición de la verruga genital, enfermedad de transmisión sexual ampliamente difundida a nivel mundial. Las edades propuestas para la vacunación son en adolescentes de 9 – 12 años, antes de iniciar su vida sexual, que es el grupo donde se observa mayor respuesta antigénica. La eficacia observada para ambas vacunas frente al desarrollo de lesiones precancerosas cervicales causadas por los tipos 16 y 18 del VPH es muy alta (>98%).

Asimismo, las vacunas parecen ofrecer cierta protección cruzada que va desde un 33% (tetravalente) a un 68% (bivalente), especialmente frente a los tipos del VPH relacionados filogenéticamente con los tipos 31 Gardasil) y 31, 33, 45, 51, 52 (Cervarix). Recientemente, una nueva vacuna nanovalente (Gardasil 9) ha salido al mercado, formada por los tipos 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52, 58 aún en México la vacuna no está disponible. 

Es cada vez más frecuente encontrar mujeres menores de 30 años (adolescentes y adultas jóvenes) con cánceres invasores, lo que nos hace pensar en el riesgo que representa para las mismas el contar con las mayores frecuencias de infecciones por el VPH, alta presencia de lesiones premalignas y a la vez no estar protegidas por el programa nacional de pesquisa, todo lo cual contribuye a incrementar el peligro de desarrollar esta enfermedad. El hecho de que el grupo de adolescentes y adultas jóvenes sean las encargadas de la procreación y educación de la próxima generación de cubanos, da a la sociedad una gran responsabilidad con su cuidado. 

La prevención del Cáncer Cervicouterino, el cual puede ser diagnosticado precozmente, es una tarea primordial en nuestra en la sociedad. La vacunación de nuestras adolescentes, así como contar con un sistema de cribado efectivo, ayudará a reducir al máximo las enfermedades asociadas a estos virus en nivel nacional. 


Fuente: 
Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología. 2018;44(1) 


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