
La vulvovaginitis es un problema ginecológico muy frecuente en las niñas prepuberales, aunque su incidencia es desconocida. En la práctica clínica, la vulvitis, la vaginitis y la vulvovaginitis son términos que se utilizan para referirse a las inflamaciones del tracto genital femenino.
Asimismo, la vulvovaginitis (VV) corresponde a un proceso inflamatorio de la vulva y vagina, habitualmente ambas estructuras están comprometidas, pero pueden darse aisladamente. Es difícil determinar en la niña y en la adolescente un asiento exclusivamente vulvar o vaginal de una patología infecciosa, por lo que la forma más comúnmente hallada y descrita es la vulvovaginitis.
La infección vaginal o síndrome de flujo vaginal es un proceso infeccioso de la vagina caracterizado por uno o más de los siguientes síntomas: flujo, prurito vulvar, ardor, irritación, disuria, dispareunia y fetidez vaginal, determinados por la invasión y multiplicación de cualquier microorganismo en la vagina y como resultado de un disbalance ambiental en el ecosistema vaginal. En la práctica médica las infecciones vaginales representan un problema de salud frecuente, ya que el 95 % de las pacientes consultan por flujo vaginal.
Las infecciones genitales en la infancia y premenarquia constituyen la causa ginecológica más frecuente en este grupo de edad, habitualmente atendido en su formas iniciales en las consultas de atención primaria o de pediatría, que se convertirán en objeto de consulta de ginecología como remisión secundaria y por lo general ante la persistencia por repetición iterativa o fracaso de tratamiento. En los servicios de atención primaria de salud, estas afecciones en adolescentes, se encuentran entre las tres primeras causas de consulta, tienen una incidencia mucho mayor en aquellas jóvenes con vida sexual activa, aunque también se ha encontrado entre adolescentes que no han experimentado la vida sexual.
Las secreciones vaginales normales se caracterizan por ser: inodoras, claras, viscosas, pH ácido menor de 4,5, no contienen neutrófilos y no fluyen durante el examen con espéculo. La flora vaginal normal es predominantemente aerobia, con un predominio de seis especies diferentes bacterias, las más frecuentes de ellas son los lacto bacilos productores de peróxido de hidrógeno. En las niñas puede existir una secreción vaginal fisiológica en el momento del nacimiento y premenarquia y en la mujer durante algunas etapas del ciclo menstrual, relacionado con el coito, durante el embarazo y la lactancia.
La flora normal vaginal es un ecosistema dinámico muy complejo, en constante cambio, constituye una de las barreras fisiológicas más importantes para impedir infecciones y su conocimiento aún no está completo. Su composición y regulación dependen de una gran cantidad de variables que la mantienen en equilibrio. De las conocidas, las de mayor importancia son la influencia de las hormonas sexuales, la edad y las características anatómicas.
En la niña prepuberal existen condiciones anatómicas, fisiológicas e higiénicas diferentes a la adolescente y mujer adulta. El estado hipoestrogénico de la vagina, que carece de glucógeno y , por tanto, de lactobacilos, crea un pH neutro que es un medio de cultivo eficaz para las bacterias. Por otra parte, existe estrecha proximidad de la vagina y el ano, así como carencia de tejido adiposo en labios mayores y de vello pubiano protector, labios menores pequeños, himen delgado y amplio, la piel es delgada, delicada y sensible. Este tipo de infecciones son favorecidas por la facilidad de contaminación del medio vaginal por la disminución o la mala práctica de las medidas higiénicas que la niña realiza por espontáneo desconocimiento.
Unas de las formas más comunes de contaminación son los juegos sentados sobre pavimentos o terrenos irregulares arenosos, con fácil contaminación de los genitales externos, propios de la edad infantil. La presencia de obesidad y sobrepeso, el uso frecuente de antibióticos, la entero parasitosis, las malformaciones congénitas, las infecciones generales también contribuyen al desarrollo de vulvovaginitis entre otros factores.
En la adolescencia, aunque tiene más desarrollados los mecanismos defensivos, la VV es también causa frecuente de consulta. Los estrógenos favorecen el engrosamiento de la mucosa vaginal y permiten la acumulación de glicógeno; el lactobacilo junto a otras bacterias de la flora saprofita usan el glicógeno como sustrato para producir ácido láctico y ácido acético, lo que da como resultado un pH ácido entre 4 y 4,5 que favorece la mantención de la flora saprofita; este representa uno de los mecanismos más importantes de defensa de la vagina. Además, presenta vello pubiano protector y desarrollo de los labios mayores y menores. Por otro parte, son favorecedores de infección los cambios en el pH de la vagina por desbalance entre lactobacilos y microflora, permitiendo la predominancia de gérmenes patógenos, también se ve afectada la flora vaginal por acción de antibióticos, duchas, secreción alcalina durante la menstruación, jabones alcalinos, diabetes mal controlada, uso de anticonceptivos orales, actividad sexual, uso de ropa de nailon o lycra muy ajustada y mal hábito higiénico.
Los factores de comportamiento que sitúan a las adolescentes en un mayor riesgo incluyen la mayor probabilidad de que tengan varios compañeros sexuales en lugar de relaciones prolongadas con una sola persona. Además al cuadro clínico de la enfermedad puede modificarlo, una práctica higiénica excesiva y el retraso de la búsqueda de atención médica cuando sospecha una infección reaccionando con vergüenza y temor. Una vez que se realice el diagnóstico, es probable que la paciente no termine el tratamiento, en especial si disminuyeron los síntomas; también es frecuente que falten a las consultas de seguimiento y tengan dificultades para informar a sus padres acerca de la enfermedad.
Para finalizar, la vulvoganitis es una infección vaginal infantil que puede ser causada por distintos factores que no tienen nada que ver con la vida sexual. Si llegaste hasta aquí y tienes alguna menor o bien adolescente que ha experimentado este tipo de infección en la zona v, es necesario que la revise una ginecóloga para determinar el tratamiento más adecuado.
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Fuente: Varona Sánchez, J. A., Almiñaque González, M. D. C., Borrego López, J. A., & Formoso Martín, L. E. (2010). Vulvovaginitis en niñas y adolescentes. Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología, 36(1), 73-85.